El devenir del tiempo y su control sobre todas las cosas toman parte de este poema de César Moro. La noche vuelve a estar presente en sus versos, esto se debe a que para los surrealistas la noche representaba el momento preciso para que el mundo onírico, el subconsciente aflore sin restricciones.
El dominio encantado
Ni un dedo se alza sin que fluya la amargura
Lágrima a lágrima en un mundo de olvido
Sin que el ojo noche por noche cierre sus puertas al amor
Sin que una falsa embriaguez descorazonada abra su herida
Sin que un hilo se rompa por siempre jamás
Por un tiempo acostumbrado por un tiempo desierto
De la aventura no queda cuando deberían salvarse los restos
Sino polvo y sombra de polvo
Y sed de tierra barrida por el hastió
Para que una vez al fin se alce el reflejo sin encanto
De una muerte sin enigma.
César Moro (De Le château de grisou)
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